martes, 6 de diciembre de 2011

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Según leyendas locales de Yucatán, el origen de la florviene de un cuento sobre dos mujeres que vivían en el mismo pueblo hace muchos años. Una se llamaba Xtabay, a quien los lugareños llamaban popularmente "Xkeban," lo que significa prostituta, mujer de mala fama o la que da su cuerpo por amor ilícito. Era una mujer muy bella que entregaba su cuerpo a quien se le antojara. Sin embargo, era de buen corazón y ayudaba a la gente cuando la necesitaban. Si alguien no tenía una prenda para taparse, ella regalaba la ropa fina que le regalaban sus amantes; vendía sus joyas para comprar medicina para los enfermos y cuidaba a los animales que se consideraba inútiles. El pueblo entero la despreciaba y la insultaba públicamente, pero jamás los recriminaba.

La otra mujer era Utz-Colel, considerada un ejemplo a seguir. Una mujer decente, bien vestida, virtuosa y de buena familia, con una reputación intachable y que además era virgen. A pesar de su pureza, era una persona fría. Nunca ayudaba a los enfermos y despreciaba a los pobres. Su virtud era falsa y su orgullo era su máximo logro.

Fue entonces un día que la gente del pueblo se dio cuenta de que Xtabay tenía varios días sin salir de su casa. Especularon que seguramente andaba en otros pueblos, regalando su amor, pero conforme pasaron los días, una dulcísimo aroma impregnaba el aire. La gente empezó a buscar de dónde provenía tan exquisito perfume, y dieron con la casa de Xtabay. La encontraron muerta, custodiada por animales que lamían sus manos para alejar las moscas.

Utz -Colel fúrica argumentaba que todo era mentira. "¿Cómo puede emanar un olor tan delicado de una mujer tan impura?", decía que eso debía ser obra de los malos espíritus y declaró que si tal aroma podía salir de una mujer tan corrupta, entonces cuando ella muriera, su cuerpo emitiría una fragancia aún más delicada. Por tratarse de una mujer muy respetada en el pueblo, todos estuvieron de acuerdo.

Las pocas personas que sentían lástima por Xtabay la enterraron, más por obligación que por amor a ella. Al día siguiente, su tumba estaba repleta de flores blancas que emitían aquel dulcearoma que había llenado el pueblo los días anteriores.

Finalmente, llegó el día de la muerte de Utz-Colel. Su funeral estaba repleto de gente que alababa su virtud, honestidad y pureza. Mientras la lloraban, recordaban sus palabras... Que su cuerpo emitiría un aroma mucho más fragrante que el de Xtabay. Al enterrarla, la tierra con que se había cubierto su cuerpo empezó a expulsar un olor de putrefacción rancia, propio de un cadáver en descomposición. Todos los presentes fueron huyendo, asqueados por el hedor, tan penetrante que ni los buitres se acercaban a hurgar en sus restos. Una planta empezó a crecer sobre su tumba, pero no era nada parecido a la flor que creció sobre la de Xtabay. Era un cactus espinoso llamado "tzacam," que lejos de tener un agradable olor, es nauseabundo al acercarse uno.

La ira invadió a Utz-Colel, por lo que pidió a los dioses la enviaran de nuevo a la tierra de los vivos. Regresó disfrazada de Xtabay y vivió todo lo que no pudo vivir antes de su muerte. De acuerdo a la leyenda, Utz-Colel espera, oculta en la selva, el paso de algún hombre joven para seducirlo y luego quitarle el corazón. Hay quienes dicen haber sido seducidos por una bellísima mujer, y que al despertar a la mañana siguiente, se encuentran a sí mismos abrazados a un cactus. Si algún día vieran a una mujer peinándose con un cactus, no se acerquen, pues se trata de Utz-Colel, esperando a su siguiente víctima.

La moraleja de la historia es que la virtud verdadera viene del corazón. La flor blanca sobre la tumba de Xtabay se llama Xtabentun. De esta misma flor, se puede sacar el néctar que hace la bebida yucateca de miel y anís del mismo nombre. Se dice que cuando uno toma un trago de esta bebida, la sensación mareadora que provoca es comparable a lo sentido por quienes se enamoraban de la carismática Xtabay.